“En mi opinión tienen que mejorar la seguridad. Acá dicen que supuestamente hay 60 policías, pero no veo que haya 60; veo 10 o cinco y hay días en los que no hay ni uno”, dijo Jorgelina Z., una trabajadora del lugar. “Aparte son chicos que recién están entrando a la Policía y no tienen la capacidad de enfrentarse, les falta experiencia”, agregó.
Algunos puesteros le dijeron a LA GACETA que el ataque del jueves no fue un caso aislado. Según informaron, en lo que va del año ya van tres hechos en los cuales un grupo de ladrones ingresó con armas al predio y amenazó a los puesteros.
El último fue hace un mes y medio, cuando dos personas entraron a plena luz del día y asaltaron a una pareja mientras trabajaban, los apuntaron con un arma y se llevaron el bolso con plata que estaba guardado en el coche de su bebé.
“Justo los tres puestos que robaron suelen manejar mucha plata y en todos ellos los ladrones fueron preparados con armas, pero jamás pasó algo como anoche”, dijo Jorgelina.
“Ahora que pasó esto recién vino la policía pero la verdad es que este lugar es tierra de nadie. A la gente que se estaciona afuera a vender, a las chicas que venden café, a la gente que va a comprar, a cualquiera le roban, no hay seguridad”, expresó Mario.
La inseguridad que hay en la zona afecta en la venta de los puesteros ya que cada vez que hay un ataque con armas, los compradores prefieren no asistir ese día hasta saber que la situación está controlada. “Hoy no vino casi nadie, ayer cuando pasó todo esto estaba llenísimo, si bien los viernes hay menos movimiento hoy es menor a lo que suele ser”, comentó Jorge.
Mario agregó: “el mercado no tiene horario de entrada, está abierto a toda hora. Se cierra a la una, nos vamos y vienen dos, tres, cuatro camiones a descargar entonces queda gente adentro, algo que no debería pasar. Hay movimiento todo el tiempo acá, y nadie controla”. (Producción periodística Micaela Pinna Otero)